sábado, 21 de junio de 2008

we are the cats inside



He vivido días negros en las últimas semanas. Días sin sentido. Horas absurdas pensando en lo absurdo de mi vida. No parecía que nada pudiera volver a interesarme. Todo lo que hacia, oía, leía escuchaba, me lo recordaba. Incluso hoy mismo, lo he oído como un mazazo en mis tímpanos de la boca de Elina Makropulos, (o Emilia Marty, o Ellian McGregor o Eugenia Móntez), un personaje tan poliédrico como quizá sea yo mismo;

- “¡Calla, boba, lo que no ha pasado bien puede pasar. Y no es que valga mucho la pena, ¿sabes?”
- “¿Y entonces qué vale la pena?”
- “Nada… absolutamente nada”.

Salí del metro enfilando el bulevar hacia mi casa. La noche ha llenado las terrazas de gente, huyendo del calor de sus casas. Identifico algunas de las personas que hicieron un pequeño infierno de mi paso por el Instituto hace ya tantos años. Justo en ese momento en mi iPod suena True Faith de New Order. La letra de la canción, la gente, esa gente… el bulevar. Siento que estoy aprendiendo una lección. Arqueo mi espalda y siento alinearse mis vértebras. Estiro mis dedos, aguzo la vista y comienzo a caminar felinamente hacia casa, como lo haría un gato. Me siento armonioso, poderoso y un poco terrible. Y es que somos nuestro gato interior, somos los gatos que no pueden andar solos y para nosotros sólo hay un lugar.